Por respeto absoluto, al celestial
libre albedrío de todos los seres humanos, este mensaje no es para elevarlo en
los púlpitos, ni en los atriles de las iglesias, ni para gritarlo en las
plazas, ni para hacer escándalos, ni para dividir a la iglesia de Jesús, ni
para acusar a los que no entendieron, y menos para defenderlo en batallas
espirituales.
Si realmente expresa, en parte
y con humanas imperfecciones, la voluntad del Dios verdadero, este mensaje no
necesita ser defendido, sino que por el contrario, el mensaje vino a confirmar lo
que, tarde o temprano, van a saber los discípulos de la verdad.
No vale la pena tratar de imponer este mensaje, sobre las
creencias y opiniones de los demás, ya que con solo expresarlo por escrito, o
hablarlo al oído, basta. Hallará gracia
este mensaje a los ojos de aquellos que sean de la verdad. Que el que tenga ojos para ver que vea, y el
que tenga oídos para oír que oiga.
Agosto 30 del año 2.011. Derechos de autor registrados. Si alguno desea copiar y reproducir este librito abierto, puede hacerlo, pues
lo que importa es el mensaje, no los mensajeros. Este mensaje es de toda la humanidad,
no de los mensajeros que lo divulguen.