martes, 14 de mayo de 2013

"ASÍ SERAN LAS PALABRAS QUE SALEN DE MI BOCA"



No se trata de las palabras de los predicadores, las que serán como la nieve y la lluvia, ni son las palabras de los que leen  y aman esta escritura, sino solamente de las palabras que habló  Jesús de Nazaret.  Es decir se trata solo de la palabra de Dios.  Solo Jesús es Dios, Él  es el Hijo que vino en carne, resucitó  en carne, se fue en  carne y vendrá en carne a juzgar.  Sus palabras son el Espíritu  Santo que en  él  residía sin medida.  Las que Jesús habló aquí en la Tierra, sus enseñanzas divinas, descendidas del Cielo, descendidas del trono  de Dios, esas palabras y enseñanzas son el Espíritu Santo, que Él ha enviado y dejado en la tierra,  para guiarnos hacia la vida que él desea para nosotros, hacia la plenitud de nuestras vidas. Por tanto solo sus palabras son de Dios y serán prosperadas en aquello para lo que las envió.

Las palabras de los hombres, algunos tan grandes como Pablo, aunque todas fueran la verdad, no por eso  son palabras de Dios, porque solo Dios habla palabras de Dios.  Si uno  desea que sus palabras sean  de Dios, pues hable y escriba las palabras y enseñanzas de Jesús de Nazaret sin añadirles y diciendo  que son de él.  Ser uno con él, sin robarle su gloria, así como Jesús no decía algo que no le hubiera dictado  el Padre y por eso era uno con él.

Los hombres, siguiendo el ejemplo del gran anticristo Pablo, del amado hermano Pablo, hombre común, semejante a nosotros, se han extralimitado, han traspasado la palabra de Jesús, y aunque en algunas de sus palabras le han dado la gloria a Jesús, en muchas otras le han robado su gloria.

Muchos han  invocado al Espíritu Santo para decir que las palabras verdaderas que hablaron, también son palabra de Dios. Son tan ingenuos, ignoran que si, de verdad, el Espíritu Santo los inspirara, no los dejaría robar la gloria de Jesús.  Se equivocan de buena fe, por ignorancia de la verdad, inducidos por las falaces enseñanzas del gran anticristo Pablo.  Al  decir las falaces enseñanzas, no dice que todas sean falaces, sino que algunos cuantos de sus muy humanos errores se han convertido  en falacias, en postulados aparentemente verdaderos, que han  estado  extraviando  a los seres humanos por más de dos mil años.