No
se trata de las palabras de los predicadores, las que serán como la nieve y la
lluvia, ni son las palabras de los que leen
y aman esta escritura, sino solamente de las palabras que habló Jesús de Nazaret. Es decir se trata solo de la palabra de Dios. Solo Jesús es Dios, Él es el Hijo que vino en carne, resucitó en carne, se fue en carne y vendrá en carne a juzgar. Sus palabras son el Espíritu Santo que en
él residía sin medida. Las que Jesús habló aquí en la Tierra, sus
enseñanzas divinas, descendidas del Cielo, descendidas del trono de Dios, esas palabras y enseñanzas son el
Espíritu Santo, que Él ha enviado y dejado en la tierra, para guiarnos hacia la vida que él desea para
nosotros, hacia la plenitud de nuestras vidas. Por tanto solo sus palabras son
de Dios y serán prosperadas en aquello para lo que las envió.
Las
palabras de los hombres, algunos tan grandes como Pablo, aunque todas fueran la
verdad, no por eso son palabras de Dios,
porque solo Dios habla palabras de Dios.
Si uno desea que sus palabras
sean de Dios, pues hable y escriba las
palabras y enseñanzas de Jesús de Nazaret sin añadirles y diciendo que son de él. Ser uno con él, sin robarle su gloria, así
como Jesús no decía algo que no le hubiera dictado el Padre y por eso era uno con él.
Los
hombres, siguiendo el ejemplo del gran anticristo Pablo, del amado hermano
Pablo, hombre común, semejante a nosotros, se han extralimitado, han traspasado
la palabra de Jesús, y aunque en algunas de sus palabras le han dado la gloria
a Jesús, en muchas otras le han robado su gloria.
Muchos
han invocado al Espíritu Santo para
decir que las palabras verdaderas que hablaron, también son palabra de Dios.
Son tan ingenuos, ignoran que si, de verdad, el Espíritu Santo los inspirara,
no los dejaría robar la gloria de Jesús.
Se equivocan de buena fe, por ignorancia de la verdad, inducidos por las
falaces enseñanzas del gran anticristo Pablo.
Al decir las falaces enseñanzas,
no dice que todas sean falaces, sino que algunos cuantos de sus muy humanos
errores se han convertido en falacias,
en postulados aparentemente verdaderos, que han
estado extraviando a los seres humanos por más de dos mil años.
13. Ayer tuve que borrar un comentario porque venía de las sombras del anonimato, lo cual no es correcto. Considero ello una falta de valor, y más cuando en el usaba un calificativo insultante hacia mi capacidad de pensar, para luego hacer una defensa de Pablo como buen seguidor de Jesús.
ResponderEliminarEste librito no es más que una opinión “libre” sobre las enseñanzas de Jesús, y sobre el cristianismo. Estoy en mi derecho de opinar. No pretendo ser perfecto ni ser la última palabra, solo uno más diciendo lo que entiende. Me reservo el derecho de borrar los comentarios que desee en este pequeño mundo virtual. Aquellos que pretendan ofender o descalificar el contenido del librito, los mirare muy a fondo a ver si dejo algunos, los más agudos, obviamente. Lo más seguro es que no seré recibido por la gran mayoría de los lectores, sobre todo los que no conocen bien las escrituras, los que no se han tomado el tiempo a solas que requieren las escrituras, es lo normal que no estén de acuerdo.
ResponderEliminarNo vine a este mundo a buscar seguidores, sino a buscar la verdadera verdad y obviamente soy seguidor, de ella. No su líder. No quiero seguidores que “me crean”. Este librito es para ser libres de seguir en pos de hombres. Los que deseen y busquen la verdad sabrán de qué hablo. No me intimida ni poquito si me insultan o amenazan. Mi vida depende de la voluntad del creador, como todas las vidas, no depende de las demás personas. El decide qué día me voy de este planeta, o que daño me puedan hacer. Y si Él lo decide no soy nadie para impedirlo. No temo a ningún ser humano y no me dejo amedrantar por insultos. Pero no esperen que reciba al que me insulta, eso es falta de sabiduría si es que desea entrar.
Sobre Pablo quiero precisar: Admiro a Pablo como hombre. Estoy de acuerdo con él en más de la mitad de sus enseñanzas. Admiro sus obras buenas, su dedicación a Jesús, sus milagros, su sacrificio por Jesús, admiro sus enseñanzas más sublimes como las del fruto del Espíritu. Me fascina el personaje Pablo. Aun estando seguro que es el anticristo, el falso profeta del que se habló en el Apocalipsis, no deja de fascinarme como persona, como seguidor de Jesús, no me da rabia con él, he tratado de comprender su verdadera misión probadora en medio de la cristiandad, algo que solo se revelará el día final. Este librito no descalifica nada de las enseñanzas humanas y sublimes de Pablo, que es lo que el comentarista quería resaltar desde las tinieblas del anonimato.
ResponderEliminarPero Pablo no es Dios, por lo tanto sus enseñanzas no son “palabra de Dios”. No debo imitarlo, ni a él ni a nadie. Eso me enseñó Jesús. Si no creo en el cómo “palabras de Dios” no me voy para el infierno. Si no lo sigo no dejo de conocer a Dios, que es Jesús. Pablo no es imprescindible para llegar al Cielo. Es solo un ser humano. Ese es el punto de este librito. Lo leo, le oigo, le aprendo, como a Agustín de Hipona, a Lutero, a Francisco de Asís, a Tomás de Kempis y a muchos otros. Pablo lo veo como hombre, con errores, que no lo descalifican como hombre, pero sí como usurpador del trono de la palabra de Dios. Esa es la abominable desolación que usurpa el lugar sagrado, y está asolando espiritualmente a toda la Tierra. Jamás me arrodillaré ante las palabras de Pablo, el césar espiritual, jamás diré que esas sublimes enseñanzas del amado hermano Pablo, son el verbo de Dios, la palabra de Dios, aunque el ello me vaya la vida. Ay de mí si no lo hiciera así.