martes, 13 de diciembre de 2011

LA VERDAD OCULTA SOBRE EL TEMOR LEGENDARIO AL TRECE


1.  Llegas a la Tierra y hallas que el número trece tiene una fuerte connotación negativa. a tal punto que en los aviones de muchos países no hay silla trece, ni en la mayoría de sus edificios hay piso trece, ni en las escuderías de la fórmula uno hay piloto trece.  Vemos que en muchos aspectos de la vida diaria nadie desearía ser el trece.   He hallado una conexión directa de este mito, leyenda, o agüero, con el treceavo apóstol, que nadie puede ser sin hacerse anatema. Ese famoso treceavo supuesto apóstol de Jesús es nada más y nada menos que Pablo, el anticristo oculto, solo que fue presentado a las naciones con el título de apóstol, por sí mismo.  Del cual dijo Jesús que del que de sí mismo da testimonio no es veraz y busca su propia gloria.

2. Jesús tenía cientos de seguidores, a los cuales envió, según dice el evangelio, a predicar y hacer milagros, mientras Jesús estaba vivo, antes de su muerte y resurrección, pero solo a doce de ellos los llamó apóstoles. Ninguno de los cientos de seguidores osó llamarse a sí mismo apóstol. 

3. Jesús eligió un apóstol falso, lo eligió por orden de su Padre, pues Jesús nada hacía que no le hubiera ordenado su Padre.  Eligió a Judas, un hijo de perdición, a sabiendas que Judas se iba a suicidar, a causa de su traición se iba a hacer maldito.  Lo eligió para avisarnos que entre los doce iba a estar uno infiltrado, un hijo de perdición, nada más y nada menos que Pablo, el más grande de todos los anticristos.  

4. Al igual que con Judas, nadie de los cristianos ha sospechado que él es el traidor, nadie ha sospechado que ese gran líder es el gran seductor de la humanidad, nadie ha sospechado que ese gran mártir y profeta, es aquel que ha extraviado a las naciones y ha conseguido durante dos mil largos años, que las naciones adoren sus enseñanzas como palabras de Dios, es decir se ha hecho a sí mismo como Dios, siendo un simple ser humano, sujeto a grandes errores, que constan en sus adoradas y por tanto idolatradas epístolas.

5. Pablo fue el que dijo que se llamaba apóstol, además de decir que Jesús bajó de nuevo del Cielo a hablar con él por segunda vez, por lo cual cuando vuelva Jesús, entonces no sería la segunda venida sino la tercera, lo cual no es verdadero.  Jesús dijo que veía a satanás descender desde el Cielo igual que un rayo.  Ese rayo no era Jesús viniendo por segunda vez a hacer algo que no haría, como obligar a un ser humano a ser cristiano, quiera o no quiera, derribándolo, so pena de dejarlo ciego.  Jesús es total mente respetuoso de nuestro libre albedrío.  Ese día de ese rayo que derribó a Pablo, desafortunada mente para él, nació el anatema trece.  

6. El mismo Pablo en sus epístolas que no son palabras de Dios, sino epístolas humanas, inspiradas por Dios, en gran parte pero no en todo, con grandes enseñanzas sublimes, llenas de verdades, excelentes, pero humanas al fin y al cabo, con errores grandes y ostensibles, en esas humanas epístolas dice que el es el treceavo, dice que es un aborto, algo, muy desdichado pero verdadero.  No hay treceavo apóstol verdadero.  Solo hay doce apóstoles verdaderos de Jesús, como las doce tribus de Israel.

7. Cuando Pedro y los otros diez apóstoles verdaderos, se despidieron de Jesús, hasta el fin de los tiempos, cuando vuelva por segunda y última vez, lo primero que hicieron reunidos, fue invocar al Espíritu santo, para que eligiera el Espíritu santo, no ellos, entre dos preseleccionados, de entre todos los discípulos seguidores de Jesús, a uno que ocupara el lugar de Judas, entre el número cerrado y sagrado de los doce.

8. El día que los once le pidieron al Espíritu santo la elección del verdadero doceavo apóstol de Jesús, preseleccionaron a dos de entre los seguidores de Jesús que habían sido TESTIGOS PRESENCIALES de las obras de Jesús, testigos presenciales de su crucificción, testigos presenciales de su muerte y de su resurrección.  Solo esos testigos presenciales podían ser elegibles para ocupar el cargo honroso de apóstol, nadie más.  El Espíritu Santo eligió a Matías.

9. Los adoradores de las enseñanzas humanas de Pablo, dicen que al descender Jesús por segunda vez a la Tierra, supuesta mente a hablar con Pablo, para obligarlo a ser cristiano, en contra de su voluntad, ese día Pablo se hizo testigo de la resurrección de Jesús, pero entonces estarían aceptando esa supuesta venida en espíritu, como la segunda venida de Jesús, lo cual contradice las enseñanzas de Jesús.

10. Ninguno de todos los grandes personajes, amigos, familiares de Jesús, que cumplían con ser testigos presenciales del Mesías, como Marcos o Natanael, como algunos de sus hermanos, como su madre, ninguno osó usurpar el nombre de apóstol, pues todos sabían que solo podía haber doce apóstoles verdaderos de Jesús.

11. El nombre de treceavo apóstol, en este caso no verdadero, pero adorado por las naciones como un igual a Jesús, adoradas sus enseñanzas en todo el orbe como palabras de Dios, siendo esa la abominable desolación de las enseñanzas sublimes, llenas de muchas verdades, de un hombre grande y poderoso, siendo adoradas como palabras de Dios, usurpando el trono de las palabras de Jesús, extraviando y seduciendo a las naciones con esas enseñanzas y con los prodigios que le fue dado hacer al frente de la iglesia, a la cual ha extraviado durante dos mil largos años.   (ver Mateo 24:15)

12.  Ese trece es el verdadero falso profeta del Apocalipsis, cuyo engaño no ha sido descubierto.  Pues los engaños descubiertos ya no son engaños, por lo que cuando Jesús habló que serían engañadas y seducidas las naciones, era un engaño no descubierto por siglos.  Un engaño vigente.

Los doce apóstoles verdaderos de Jesús, son representación de las doce tribus de Israel.  No había trece tribus de Israel.  El doce es un número sagrado  y cerrado, establecido con la sangre de millones de seres humanos, derramada en siglos de guerras.  No podía haber un treceavo apóstol, así como no había una treceava piedra del pectoral del sumo sacerdote, así como no hay una treceava base de fundamento del muro de la nueva Jerusalén, doce bases que son los doce únicos apóstoles verdaderos del cordero.  El que se diga trece se hace anatema, aunque su engaño perdure, por voluntad del Padre, para probar la fe de los cristianos hasta el mismísimo día final.  Nadie puede ser el trece.

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