El antiguo testamento fue escrito en un
hebreo antiguo que no usaba vocales. El nombre de Dios se escribía con
cuatro consonantes YHVH en caracteres hebreos, las cuales se pronunciaban algo
así como Yavé y aparece escrito en letras latinas como: “Yahveh” “Yavé”
“Yahweh”. YHVH representan formas del verbo “SER” y quiere decir algo así
como: “El quien será, es y fue” (Etimologías
de chile.net Jehova.)
El tercer mandamiento de la ley judía
dice que no se debe tomar el nombre de Dios en vano. Los judíos eran muy
respetuosos del nombre de Dios, por lo que no pronunciaban el nombre de
Dios. En su lugar decían palabras como Adonay (Señor nuestro), Elohim,
(Dios de dioses), Shadday (El Señor de la montaña), Emmanuel (El Señor entre
nosotros), etc. (Etimologías de chile.net Jehova.)
Durante los siglos VI al X
después de Cristo, un grupo de eruditos judíos, conocidos como los masoretas,
inventaron un sistema para introducir vocales al antiguo idioma hebreo. A
los masoretas se les ocurrió, (para recordar al lector que no debería
pronunciar el nombre de Dios en vano), poner las vocales de Adonay (AOA), entre
las consonantes YHVH. La primera A la cambiaron por E por razones
fonéticas. Así que combinaron YHVH
y EOA, lo cual dio YEHOVAH, y después se transformó en Jehovah, cuando se
tradujo al castellano. (Etimologías
de chile.net Jehova.)
En las nuevas biblias, como la de
Jerusalén y todas las que NO se basan en la vulgata latina, sino que se
basan en los manuscritos antiguos (textos masoréticos), en las nuevas biblias
católicas y protestantes, ya no se halla el nombre de Yahvé o Jehová, ni una
sola vez, sino que dice “el Señor”. Esto se lee bien explicado en el
prólogo de todas las nuevas biblias católicas y protestantes. El
papa Benedicto XVI sabiamente exhortó a los católicos a dejar de usar el
supuesto nombre de Yahvé.
Entonces no se trata de que el hijo se llama Jesús y el padre se llama YHVH, Yahveh, Jehovah, por lo que serían dos nombres de Dios y así, a dos nombres, oran en todo el mundo ingenuamente muchos católicos y protestantes, sino que para los cristianos solo hay un nombre. (Ver Hechos 4: 12) El apóstol Pedro dice que solo hay un
nombre para Dios, no hay dos nombres sino uno solo, Jesús de Nazaret.
También dice el evangelio de Jesús, que el Padre creador envía el
Espíritu Santo, en nombre de Jesús, por lo tanto tiene el nombre de Jesús,
puesto que es enviado en su nombre. Ellos tres entonces tienen el mismo
nombre: Jesús. Son el Padre de Jesús, Jesús y el espíritu de Jesús.
Jesús y nadie además de Jesús los puede dar a conocer, porque
solamente Dios puede dar a conocer a Dios.
En todo el planeta Tierra, entre los
siete mil millones de seres humanos, otros seres humanos estudian que su Dios
recibe el nombre de Krisna, o de Alá y miles de nombres diferentes más.
Son otros supuestos dioses creadores de todo. No se trata del mismo
Dios con diferentes nombres. Todo esto autorizado por ese Dios creador
único. Por tanto, aunque el creador sea uno solo, los seres humanos
tienen diferentes Dioses personales. Y todo autorizado por el
único.
Hasta los que se dicen ateos tienen
algo como un dios en la ciencia, que es la que les dice su razón de ser, la que
les da una explicación a todo el universo. Para ellos la ciencia
tiene la última palabra, por lo que de cierta manera es su dios, y hasta un
código moral forman, según creen que unas actitudes son buenas y otras malas,
como la conservación del planeta, no arrojar basuras, no matar ballenas,
etc….es su código moral. No que la ciencia pretenda ser dios, ni que la ciencia sea propiedad de los ateos, sino que para ellos la ciencia ha ocupado el
lugar de su dios, ante ella se postran, ella les dice todo desde el principio hasta el final, es su alfa y su omega, su principio y su final. Están en su derecho de reconocer a la ciencia
humana como la última palabra. Pero la ciencia es propiedad de todos los seres humanos, desde la creación, no es propiedad privada de los que no creen en Dios. Los demás seres humanos usan la ciencia, como lo que es, una creación humana, algo inferior al ser humano, la usan sin rendirse ante ella, sin darle adoración.
Cada ser humano tiene un dios propio,
independiente del Dios creador, según lo va descubriendo en su paso por la
Tierra. Si el dios del ser humano coincide perfectamente con el
creador, entonces ese ser humano por fin tiene a Dios. Está de
verdad conectado con el infinito universo.